AIREFERÍA
(Una simetría de los recuerdos, entre la niñez y el presente)
Definición de feria:
Del latín "feria", una feria es un evento económico, social o cultural que puede estar establecido o ser
temporal, y que puede tener lugar en sede fija o desarrollarse de forma ambulante. Las ferias suelen
estar dedicadas a un tema específico o tener un propósito común. (Fuente Definición.de)
No soy muy asiduo a este tipo de eventos, pero forman parte de mí, de mis recuerdos.
Cuando era un niño, mi abuelo me contaba que él se iba desde el pueblo hasta Sevilla durante días
de viaje, para intercambiar alguna mula. Este evento social se realizó en días festivos, para hacer
trueque de muchos tipos de productos, desde ganado, a comestibles o materia prima. Todo esto ha
evolucionado durante los años en su función y ocio, hasta la actualidad: cada pueblo o ciudad del
mundo tiene sus propias raíces culturales y autóctonas.
Recuerdo la primera impresión que tuve cuando era niño. Durante meses intentaba ahorrar de las
humildes pagas que me daban algunos familiares. Aún siendo muy pequeño y no teniendo mucha
noción del dinero y su utilidad, pronto aprendí que para poder disfrutar de un solo día y montarme en
“los cacharritos”, debía hacer un esfuerzo.
El pueblo se movilizaba, ese día vio a gente vestida con la ropa típica que acompaña al folclore de
esta actividad: recuerdo el olor a comida de las cocinas, la música y los cantes de las sevillanas que
se mezclaban con la música comercial del momento y los estridentes sonidos de la puesta en marcha
o el final de las atracciones mecánicas.
Los caballos me parecieron enormes, las mujeres con el traje de flamenca y sus grandes pendientes a
juego se me antojaban realmente guapas; recuerdo a los camareros con sus rostros cansados y
camisas llenas de sudor y su ritmo frenético. También retengo la imagen de la gente de las cocinas,
hombres y mujeres que al igual que los camareros, sufrían ese calor y ese ritmo, pero en un lugar aún más limitado
, chocando unos con otros e intentando sacar la faena como mejor se pudiese,
impregnados de ese olor a comida de freiduría rápida y típica.
También estaban las personas que formaban parte del pueblo, el que montaba su propia rifa de algún
artículo y vendía papeletas de participación o al del puesto de los helados, que siempre tenía una
inmensa cola, compitiendo con la del puesto del algodón de azúcar .
No hay que olvidar a las personas de origen marroquí, senegalés, los chinos, peruanos… que
montaban sus puestos de gran diversidad de productos en los que podrían comprar desde
herramientas de construcción, a ropa artesanal, gafas de sol, abanicos, artículos curiosos y
falsificaciones de todo tipo...
Esta serie de fotografías están realizadas en la feria de abril de Sevilla de 2016.
He querido buscar la conexión con esas primeras impresiones que tuve de niño.
Sigo observando esa diversidad multicultural de personas que asisten a las ferias, en referencia del lugar que ocuparon y el cometido
que las llevan allí que, en algunos casos, coinciden fielmente con la diferencia de clases de la sociedad
a la que pertenecemos. Veo una parte de los ciudadanos que trabaja duro para que todo funcione
perfectamente y la gente disfrute de este ocio; también personas en puestos ambulantes que luchan
por su lugar en ese comercio.
No falta tampoco la gente que aprovecha la confluencia para reclamar un poco de atención a sus problemas; ni los turistas de todos los países que como cada año llegan en masa, que hoy han cambiado sus cámaras viejas de carrete por los tan integrados Smartphones.
Y por supuesto, sevillanos que no se pierden su feria, algunos con caseta propia y otros que al menos
se dan una vuelta por el Real.
sevilla 2016
Rafael Borrego